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Creencias Limitantes

Dicen los grandes maestros que cada ser humano es co-creador de su propia realidad. Somos parte del universo, y poseemos la capacidad de tomar las riendas de nuestra vida y direccionarla hacia donde deseamos.


Soy una convencida de que no tenemos límites, el problema es que desde que nacemos nos van cortando las alas con estructuras que nos impiden desarrollar todo nuestro potencial. Depende de cada un@ de nosotras, detenernos un momento, derrumbar esas barreras que nos aprisionan, y abrir las alas para volar.

Desde pequeñ@s llegamos al mundo como diamantes en bruto. A medida que vamos creciendo, vamos absorbiendo conocimientos, experimentando el entorno y adquiriendo enseñanzas del afuera.
Vamos tomando como propias, algunas “verdades” que muchas veces no nos pertenecen, sino que vienen heredadas generación tras generación, y no nos atrevemos a cuestionar.

El poder de nuestros pensamientos es muy grande, ya que a partir de ellos se generan las distintas emociones que experimentamos, y las acciones-reacciones que hacen que vivamos una experiencia u otra.

La mente humana genera 70.000 pensamientos por día. Si bien es verdad que no podemos controlar qué pensamientos son los que llegan a nuestra cabeza, si podemos decidir en cuáles nos enfocamos y en cuáles no. Y esa simple acción puede cambiar toda nuestra realidad.

Gran parte de la perspectiva y la manera en que tenemos de relacionarnos e interpretar las cosas que nos suceden, tienen que ver con nuestras creencias.
Las creencias son afirmaciones, pensamientos, juicios e ideas sobre nosotros mismos, sobre la gente de nuestro entorno, el mundo que nos rodea y su funcionamiento.

Nuestras creencias filtran lo que captamos a través de nuestro sistema sensorial, de manera que determinan el significado que asociamos a cada vivencia en particular, por insignificante que esta nos parezca.

Las creencias ejercen un gran impacto sobre la manera en que nos comportamos y los resultados que obtenemos en base a nuestro comportamiento.
Existen distintos tipos de creencias, y va a depender de sus características si esas creencias son positivas o negativas para nuestro desarrollo.

Hay algunas creencias que limitan nuestro crecimiento. En general son pensamientos y frases que nos repetimos en automático, en voz alta o internamente, sin cuestionarlas. Limpiar la mente de este tipo de pensamientos es una tarea ardua, pero necesaria para desarrollar todo nuestro potencial.
“No soy bueno o buena para esto”. “No soy capaz de hacerlo”. “Soy torpe”, o” no se me da bien aquello”. “Eso es muy difícil para mí”… Seguro que te lo has repetido más de una vez.
Pensar negativamente sobre lo que somos, valemos o podemos hacer lo hemos hecho todos alguna vez y es normal.

Las creencias son parte de nuestra vida y pueden ser personales, sociales o culturales. Tal como explica la psicóloga Yolanda Artero, las creencias nos hablan de la percepción que tenemos de nosotros mismos y de nuestro entorno. Influyen en cómo nos vemos, qué visión tenemos de la vida y qué lugar ocupamos en ella.


¿Cómo se forman las creencias?


Las creencias se forman durante nuestro desarrollo y proceden de muchas fuentes distintas: educación, cultura, figuras parentales, amistades, acontecimientos traumáticos, experiencias repetitivas… Por lo general, construimos las creencias generalizando nuestras experiencias en el mundo.

Adoptamos muchas de nuestras creencias mediante la socialización, imitando inconscientemente la visión y los modelos del mundo de aquellos que nos rodean, especialmente de aquellos a los que respetamos.
En general las creencias son adoptadas por nosotr@ a partir de:

• Eventos acontecidos en un periodo relevante (como la primera infancia).
• Una primera ocasión (como la primera relación sexual).
• Una experiencia prolongada y repetitiva (como una convivencia de muchos años con otra persona).
• Una experiencia emocional intensa (como un trauma o una traición).

Aprender a identificar y eliminar creencias limitantes, necesita dedicación, esfuerzo y tener la mente abierta a todo tipo de posibilidades, incluyendo la de aceptar que vivimos rodeados de ideas que nos inducen al error y necesitamos superarlas.
Algunos ejemplos de creencias limitantes comunes y frases que nos repetimos son:


• No se puede tener todo.
• Soy un desastre para… (tal cosa).
• No me merezco el amor.
• No lo voy a conseguir.
• Siempre seré pobre.
• Cambiar es arriesgado.
• Si me muestro como soy, me van a rechazar.
• Tengo mala suerte.
• Las buenas cosas no son para mí.
• Siempre me faltará dinero.


El problema de repetirnos este tipo de cosas una y otra vez, es que lo terminamos creyendo y en consecuencia, la mayoría de las veces eso hace que ni siquiera intentemos lograr esto o aquello, por lo que nos auto boicoteamos con el pensamiento.


La mayoría de las personas vivimos un estado de observación sin acción:

• Sentimos que no avanzamos o nos estancamos.
• Nos proponemos cosas que no concretamos.
• Incorporamos estrés a nuestra vida.
• Aceptamos vivir etapas de crisis o desmotivación.
• Creemos habitualmente en el «no puedo».
• Vivimos la «vida de otro»
• Evitamos tomar decisiones por cuenta propia.
• No arriesgamos.
• Superados por las exigencias explotamos.
• Convivimos con sentimientos negativos como la frustración, el odio, la venganza, entre otros.
• Asimilamos con impotencia no alcanzar las metas porque creemos firmemente que no tenemos capacidades.

Un buen inicio para resolverlo, pasaría por dejar de ser observadores y comenzar a tomar las riendas de un camino lleno de decisiones propias, no de terceros, añadir reflexión y búsqueda de paz y tranquilidad.
Lo importante es saber que, así como existen creencias limitantes, también hay otras potenciadoras, que nos impulsan a expandirnos y desarrollar nuestra mejor versión. Sólo depende de ti, decidir realizar los cambios necesarios y comenzar a derribar aquellos pensamientos que no te favorecen.


¿Cómo hacer para transformarlas?

• Identifica lo que te está limitando.
• Ponla en tela de juicio.
• Borrón y cuenta nueva.
• Quiérete incluso en los momentos difíciles.
• Respira, cuando sientas que algo no puedes.
• Saca tu mejor versión.

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