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INTELIGENCIA EMOCIONAL

¿Con qué frecuencia te sientes en un sube y baja de emociones que no sabes cómo controlar?

Ansiedad, nerviosismo, ira, alegría, depresión, tristeza…. Gestionar la catarata de emociones que vivimos a diario no es fácil.

Desde hace miles de años, grandes doctrinas sobre todo del oriente, han estudiado y buscado modos de regular nuestros pensamientos y en consecuencia, las emociones que desencadenan, porque de ellas depende cómo nos sentimos con nosotros mismos y con el entorno.

Hace ya algunas décadas, apareció en el mundo occidental el término INTELIGENCIA EMOCIONAL.

Antiguamente, la inteligencia intelectual de los individuos era un requisito básico al que se ligaba el éxito en el desempeño de altos cargos. Pero poco a poco la inteligencia emocional comenzó a ganar terreno. Hoy se sabe que un alto coeficiente intelectual sólo es capaz de predecir el 20 % de los factores determinantes del éxito. El otro 80 % está dado por variables como la clase social, la suerte y en gran medida la inteligencia emocional.

Pero, ¿Qué es la inteligencia emocional?

Para Goleman, uno de los grandes exponentes de este tema, la inteligencia emocional es la capacidad de reconocer sentimientos propios y ajenos, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones. 

¿Para qué sirve? Principalmente, para sacar más partido de nuestra propia información emocional y de la de los demás porque la emoción es la expresión física de nuestra mente y esto es muy útil tanto en nuestra vida personal como profesional.

Las emociones juegan un papel fundamental en los procesos de adaptación ante los cambios, en nuestras actividades diarias, en los procesos de aprendizaje y en las interacciones interpersonales.

Por eso es tan importante aprender a regular nuestras emociones, ya que de ellas depende nuestro bienestar y calidad de vida.

Ante emociones difíciles, los seres humanos podemos tomar 2 caminos:

  • Bloquearnos y sumergirnos en el sufrimiento, o
  • Ser resilientes, adaptarnos y absorber el aprendizaje que esa situación nos dejó.

Dependiendo de las competencias emocionales que tengamos, va a ser el camino que tomemos.

Las competencias emocionales pueden definirse como el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias para comprender, expresar y regular de forma apropiada los fenómenos emocionales.

“La inteligencia emocional es la habilidad para manejar nuestras propias emociones y las de los demás, discriminar entre ellas y usar la información que nos aportan para guiar nuestro pensamiento y nuestras acciones” (Molero, Saiz y Esteban, 1998).

La inteligencia emocional, se desarrolla fortaleciendo las siguientes habilidades:

  1. Autoconciencia emocional.

Tener un profundo entendimiento de nuestras emociones y de los impulsos que las provocan para reaccionar ante ellos de una manera positiva. Poder percibir, identificar y comprender nuestros propios estados emocionales, y también el de aquellas personas que nos rodean.

2.     Autoregulación emocional.

Controlar las emociones que generan negatividad —ansiedad, tristeza, ira, etc.—. No se trata de reprimirlas porque tienen su utilidad, sino de encontrar el equilibrio para no ser prisioneros de ellas. Esto se logra a través de la auto observación, que nos lleva a conocer las interacciones entre nuestras emociones, pensamientos y las acciones que realizamos.

La autoregulacion se mejora a través de técnicas que nos ayuden a hacer frente a las emociones displacenteras, reduciendo su intensidad.

También, de manera complementaria y muy necesaria, es la capacidad para autogenerar y experimentar emociones agradables de manera consciente y voluntaria.

3. Autonomía emocional

Las personas emocionalmente inteligentes se caracterizan por sacar la voluntad y la fuerza necesaria para alcanzar sus objetivos y automotivarse. El optimismo es un requisito imprescindible para alcanzar metas.

Esta competencia recoge diversas características y actitudes relacionadas a características personales que permiten que los estímulos externos no afecten de manera drástica a la persona.

4. Inteligencia interpersonal

Capacidad para construir y mantener buenas relaciones con otras personas. La empatía es clave tener la capacidad de ponerse en la piel del otro, entendiendo sus sentimientos y motivaciones sin asumirlos como propios.

Para desarrollar buenas relaciones interpersonales es importante poseer la capacidad de comunicarnos asertivamente y tener una escucha receptiva.

5. Habilidades de la vida y el bienestar

Capacidad para afrontar los desafíos cotidianos y situaciones excepcionales de manera adaptativa y responsable, que permiten organizar la vida de manera saludable y equilibrada, lo que contribuye a experimentar satisfacción y bienestar.

Saber tomar decisiones, acción, y buscar recursos y apoyo cuando es necesario.

La organización en estas competencias emocionales, nos permitirá esbozar un marco o mapa conceptual para el propio autoconocimiento, que permita reconocer cuales son nuestros puntos fuertes, que habilidades se nos dan mejor y cuales son nuestro talón de Aquiles.

Después de leer esto, ¿Qué tanta inteligencia emocional crees que posees? ¿Qué habilidad necesitas fortalecer?

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